viernes, 28 de septiembre de 2012

No somos más que polvo

28 de septiembre de 2012

Queridas, Kole y Vivi, adoradas de mi alma,

Todo tiende a mejorar, o de pronto no, pero todo tiende a cambiar.

De vuelta a La Soledad (literalmente), a media cuadra de la casa amarilla; donde recibí tantos de sus abrazos para sanar y olvidar, las pienso, también las pierdo, las recuerdo, las añoro y me imagino el día en el que volvamos a estar juntas. Violeta se asombraría de ver a su mamá y a unas tías que la adoran, pero no conoce, llorando, abrazándose y derrochando mil sensaciones, sin razón aparente.

¡Ya estoy de vuelta en Colombia! No cabe duda de eso. Prueba de ello es que he vuelto a escuchar música  en español  (Para desgracia de Camilo). Tengo a Jorge Drexler, de nuevo en mi playlist diario y como soundtrack de la semana: "Vamos pedaleando contra el tiempo soltando amarras. Brindo por las veces que perdimos las mismas batallas".

Acá, en Colombia, ya saben, perdés dimensión de la vida. Te concentrás en asuntos terrenales: el trabajo, el conflicto armado, el dinero, la compañía, la casa, las fiestas, la familia, el fracaso del amor... No sé por qué, pero perdés esa dimensión universal de tu existencia: el desprendimiento: sin egos, libre, feliz, sin ansiedades, sin ambiciones... con esos "brief moments of lightheadedness" ¡Cuanto desearía estar por fuera de este ciclo de apegos y pasiones que empieza a cautivarme!

Enciendo un vela por las tres. Recuerdo y agradezco por cada uno de los 22 hogares y 23 empleos que he tenido en 26 años.

Las llevo en mi alma y todo estará bien, sólo somos polvo de estrellas, ¿De qué nos preocupamos?




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