Queridos, todos,
En Lecturas de Domingo, este martes por la noche vengo a compartirles el párrafo final de La guerra del fúltol de Kapuscinski, a propósito de "Darle la vuelta al mundo". Ya sé que dirán: "Pero ¡Cómo se le ocurre a Juli contar el final de un libro!" Y sí, se me ocurre por culpa de mi melliza, la sieteminutosmayor Milady, quien propuso el tema. Me tranquiliza saber que después de leerlo, dirán: "¡Qué buena idea compartir el final de ese libro!". Además tengo que aprovechar los últimos díítas que me quedan como poseedora del atril de alambre que adopté después de que Vivi lo dejara abandonado cuando ella partió de Casa Vikoca, long time ago, y que ahora me viene a reclamar como primera y única propietaria, ¡No es justo! (Pero puede ser un buen regalo de Navidad y sobretodo ¡Gratis!). En fin, aquí va la transcripción, que no es más que otra transcripción (con una brillante interpretación, cosa que yo no hago aquí) de una sentencia de Moby Dick:
Estoy leyendo Moby Dick, de Herman Melville. El protagonista del libro, el marinero de nombre Ismael, navega por el océano. Junto con los demás miembros de la tripulación, persiguen a una peligrosa y escurridiza ballena que acabará emergiendo de las profundidades del mar para asestarles un poderoso golpe. En un dado oye al capitán, el terrible, implacable y despiadado Ahab, lanzar la orden: "¡Caña a Barlovento! ¡A dar la vuelta a mundo! Hay mucho en ese sonido que inspira sentimientos de orgullo, pero ¿adónde lleva toda esa circunnavegación? Sólo a través de peligros innumerables, al mismo punto de donde partimos, donde los que dejamos atrás, a salvo, han estado todo el tiempo antes que nosotros".
Y, sin embargo, Ismael sigue navegando.
Kapuscinski Riszard, La guerra del fútbol.
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