sábado, 5 de noviembre de 2011

Carta a Frijolais I


Amadísimo Frijolais: 

Ayer en la nevera solo amanecieron cebollas. Bueno, también había un poquito de leche y medio paquete de habichuelas. Te di de desayuno leche con un musli, que no me gusta mucho, pero que me comí para que te alimentaras con el 9,8 gramos que, según la bolsa en el que viene, tiene de proteína.

Saqué veinte monedas de 5 centavos de la cajita de copitos en que tu papá guarda esas monedas color café que la gente de acá suele despreciar. Con eso quería comprarte una sopita en Alma, el restaurante de la universidad, pero como el profe no llegó a clase, te compré mejor unos huevos, que tuve tiempo de preparar con arroz y habichuelas.

Esta semana me dio por hacer cuentas de cuánto dinero me quedaría del anhelado primer giro de Colfuturo, con el que supuestamente me compraría un computador, me iría de paseo y haría no sé que más cosas. Todo se me va a ir en pagar deudas. Al mismo tiempo que me di cuenta de eso, vi que ya no había forma de estirar más el mercado, y me estresé. Cuando me pasa eso, tu papá me agarra el vientre con una mano y supuestamente te saca de ahí, y te mete en su barriga hasta que a mí se me pase el mal genio. 

Sí, sentí como si una serpiente se me enroscara en el cuello y no me dejara respirar. Creo que por eso la gente dice que se siente ahorcada cuando tiene deudas, literalmente así se siente uno, como que le falta el aire. Realmente las cosas nos están tan mal, tenemos 20 euros entre los dos hasta el 15 de noviembre, y las tarjetas de crédito que pagaremos, enviando a Colombia, parte del giro de Colfuturo. Yo por ahora, estoy pagando la mía con la plata que El Espectador nos pagó a la tía Juliana y a mí, pero claro que ella no sabe.

Lo único malo es que en Bélgica no reciben tarjeta de crédito casi en ninguna parte y nos toca caminar como dos kilómetros hasta un supermercado que sí nos la recibe y donde todo es más caro. Eso hicimos la noche de ayer, a la ida recorrer esa distancia no es nada, pero al regreso cargados de bolsas, es otra historia… Tu papá metió la leche y los tomates en su mochila, puso una bolsa en cada cuerno del manubrio de la bicicleta y otra en la parrilla. Y yo, que desde que te tengo adentro soy más debilucha, cargué mi bolso con frutas y otra bolsa en las manos. Estuvimos a punto de tirar la toalla varias veces, tu papá se cambiaba de lado para sostener la bicicleta para que no le cogiera ventaja, yo me cambiaba el bolso de hombro y abrazaba la bolsa para que me pesara menos. El camino se nos hizo eterno… Llegamos a la casa con un dolor de espalda increíble, pero felices de poder recompensarte con una ensaladita de brócoli, tomate y lechuga, después de que no haberte podido dar la consagrada cremita de vegetales de todos los días.   

Te ama profundamente

Tu mamá

2 comentarios:

  1. ¡¡Ay mi platica!!! pensar que con ese dinerito yo pensaba comprarle el regalo de navidad a Bebé (en una charity shop, por supuesto.

    Mejor que no le den mucha comida a frijolais. Los bebés gordotes son muy aburridorsitos.

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  2. Mi querido sobrino: tienes mucha suerte. Por experiencia propia, convivencia compartida y conocimiento de causa aseguro que aún con un euro en la eurobilletera, tu mamá (y tu papá) te alimentarán como a un rey_ la mami es experta en la dieta de la lenteja sazonada. Yo desde la lejanía -mientras ajusto quetzalez para mandar un giro de leche klim- seguiré brindando por la salud de tu familia. También te ama la tía mandarina.

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