viernes, 1 de febrero de 2013

I love you, Melinda

Great Barrington, Massachusetts, 01 de febrero de 2013

Melinda, unos meses atrás
En los últimos meses Mark ha conocido el infierno. Ha conversado frente a frente con Dios, con el Diablo, con la vida y con la muerte. Desde julio del año pasado, cuando sucedió lo inesperado, Mark ha perdido mucho peso, todo su dinero, y, por momentos, todas sus esperanzas. Por su parte, Melinda, su compañera desde hace 25 años, no dice una sola palabra, solo espera, respira y espera.

Es miércoles. Noche cálida. ¿Qué es lo que pasa con el clima? Antier caía nieve. Ayer llovía. Imposible salir a la calle. Y hoy nadie necesita guantes, ni el Papá Noel disfrazado de mendigo que se pasea por la avenida principal de Great Barrington y entra a comprar un sánduche en Subway. Ocho y media de la noche. Todos en Subway extrañan que en medio de la estación invernal haya un día de laguna cálida. La vendedora se sacude con furia el buzo negro con el logo de la tienda, prepara dos sánduches para la pareja que está en la fila, y luego otro, el de Mark, otro comensal desconocido. La pareja se sienta a comer. Mark necesita hablar con alguien, se le nota apurado, inquieto, como si acabara de tomarse tres litros de café y dos latas de Coca-Cola. Tendrá unos 45 años, es robusto y medio calvo. Dice que es vendedor de muebles, que cada semana viene al pueblo después de manejar seis horas, que viene a visitar a Melinda, que solo puede estar con ella un día a la semana. Empieza a hablar y las palabras salen de su boca con la misma velocidad de un conejo perseguido por un coyote. La pareja no puede dejar de escucharlo. Él se disculpa tres veces por interrumpirles la cena, por tener que resumir la novela de su infierno. El Papá Noel se concentra en su sánduche. La vendedora por fin se quita el buzo, empieza a barrer y se prepara para cerrar. Mark sale un par de minutos a la calle y vuelve con un portafolio. Abre su computador y rueda un video donde está Melinda en el hospital, muda, conectada a mil máquinas, paralizada completamente, tratando de sobrevivir a un paro cardiaco que la devolvió a la niñez. “She is my baby –dice Mark–, and all I’m trying to do is to save her life”.

La pareja termina de comer. Mark le da un billete a Papá Noel para que compre una soda. La vendedora les desea a todos una feliz noche, y la pareja va al parqueadero donde está su camioneta. Acuerdan seguir el carro de Mark porque él quiere presentarles a su baby. ¿Será un engaño? ¿Será posible que este hombre mienta con algo tan serio? ¿Y si es un sicópata y lo que quiere es llevarlos a un lugar remoto para matarlos? En Estados Unidos todo el mundo camina prevenido. Si hay quienes le temen hasta a su propia familia, ¿por qué no dudar de un extraño recién conocido en Subway, el restaurante de los donnadie?

Por suerte esos pensamientos no son más que paranoia. Faltan diez minutos para las nueve. Seguidos por Mark, un par de desconocidos entra al centro de rehabilitación donde entre veinte o más enfermos mentales, está la dulce Melinda, una mujer de cuarenta años que, seis meses atrás, perdió el dominio de su cuerpo y su mente, pero que reacciona con emoción, con ganas de gritar o llorar cuando Mark la besa y le dice: “I’m here for you, sweetheart, I love you so much, baby, I love you so much”.

5 comentarios:

  1. Wwaaauuu Kole ¿eso es lo escribiste tú? Está preciosa esa historia, y hermosa tu pluma. La vida por la vida!!! luchar por estar vivos, por un nuevo amanecer, por ver de nuevo la sonrisa de los que amamos. Solo por eso vale la pena aferrarse y seguir luchando.

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  2. La historia continuará Vivis. Hay tanto para escribir sobre Mark y Melinda! Puro amor, AMOR en serio

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  3. ¿Cuándo tendremos la segunda parte de Mark y Melinda? Tenemos como olvidadita la Casa, ¿No? Sugiero fotos reciente de Violeta, la segunda parte de Mark y Melinda y consejos bioenergéticos de Tía Canela para no congelarnos en el invierno.

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  4. Lastimosamente poco despues de conocer a Mark y Melinda, tuvimos que volver al desierto. Mark nos escribe cada semana contandonos como va ella y basicamente esta igual, en cama, inmovil, muda y respirando con ayuda artificial. Nosotros tenemos su foto y la llevamos en nuestras oraciones.

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